En 1494, el papa Alejandro VI había obligado a los Españoles y a los Portugueses a firmar el Tratado de Tordesillas que trazaba los límites territoriales entre España y Portugal: todo lo que se descubriría al oeste del meridiano (América menos Brasil) pertenecería a España y al este (Brasil y África), en Portugal. Obviamente, este Tratado desagradó mucho a Francia, Inglaterra y Holanda porque les prohibía obtener una parte de riqueza del Nuevo Mundo.
Firmado el 7 de junio de 1494 entre los Reyes Catholiques y Juan II de Portugal, bajo los auspicios del papa Alejandro VI, luego confirmado por el papa Jules II, fijaba una línea de demarcación en aproximadamente 2 000 km al oeste de las islas del Cabo Verde: los territorios situados al este de esta línea, conocidos y desconocidos, se asignan a Portugal, los del este en Castilla. A veces llamado “tratado de distribución del mundo”, venía a regular, después de los Tratados de Alcoçavas (1479) y Toledo (1480), la rivalidad de los dos países sido contratados en los “Grandes Descubrimientos”.
El 4 de mayo de 1493, el papa Alejandro VI Borgia (de origen español), en la burbuja inter Caetera, había fijado el trazado de una primera “línea de marcation” que iba de un polo y que pasaba a 100 leguas al oeste de Azores y del Cabo Verde. Considerando su ámbito demasiado limitado, los Portugueses habían protestado y se prorrogó la línea imaginaria a 370 leguas.
El Tratado de Tordesillas hacía del Atlántico Sur un mar portugués, ejercía en Portugal el control de la carretera del Cabo y también la libre navegación hacia el oeste, hacia tierras de las que se sospechaba de la existencia. Por ello Brasil, descubierto por Pedro Álvares Cabral en 1500, se volvió portugués.
Los intereses de Francia e Inglaterra, otros países ribereños del Océano, no se tienen en cuenta en esta división del mundo que no aceptan. Por eso durante varios siglos las guerras coloniales van a sucederse
Poco imaginativo.
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